Para muchos españoles, el dinero es un tema tabú, pero cuando se trata de remuneración variable, no debería existir tal incomodidad a la hora de hablar entre directivos y empleados. No obstante, para evitar malentendidos, incomprensiones y frustraciones, conviene adoptar ciertos principios y herramientas que garanticen una comunicación clara y fluida con los equipos. Es posible abordar el tema de la remuneración variable sin cometer deslices. A continuación, ¡le explicamos cómo!
Objetivos claros y precisos, condición previa para implantar la remuneración variable
La implantación de la remuneración variable no es una decisión gerencial, sino un contrato celebrado con el trabajador. La activación de un incentivo en cuanto se alcanza cierto nivel predeterminado de performance debe estar escrita de antemano y no ser objeto de ningún malentendido entre el empleado y el directivo. Por eso no hablamos en este caso de gerencia propiamente dicha, sino de animación de la remuneración variable. En cambio, lo que sí constituye una decisión gerencial es el hecho de que la remuneración variable se inscriba en el marco de un MBO, construido en torno a tres o cuatro prioridades fijadas y definidas por el directivo para sus equipos.
La clave reside en la exposición clara, precisa e inequívoca por parte del directivo de objetivos realistas, alcanzables y estimulantes para sus colaboradores. Ser capaz de explicar la elección de determinados objetivos, la exclusión de otros, su interés para la empresa y su vínculo con las competencias del empleado forma parte del papel del directivo. El apoyo que presta al empleado para que alcance sus objetivos no sólo facilita que este obtenga los incentivos asociados, sino que también contribuye al desarrollo de su trayectoria profesional dentro de la empresa. Para lograrlo, el directivo debe utilizar las herramientas adecuadas.
Las herramientas de que disponen los directivos para hablar con sus equipos sobre remuneración variable
El diálogo y la pedagogía por sí solos no bastan para explicar los objetivos, disipar las incertidumbres y potenciar la motivación de los equipos. La remuneración variable cobra vida si se ponen las herramientas adecuadas a disposición de los empleados. Estos deben ser capaces de entender lo que se espera de ellos, dónde se sitúan sus intereses y qué cambios de comportamiento han de efectuar.
Un buen software debe ofrecer una animación completa y estimulante de la remuneración variable, guiando a los empleados desde la presentación de los objetivos hasta el final del ciclo de performance. Estas herramientas digitales deben proporcionar a los empleados puntos de referencia que les permitan saber en qué punto se encuentran, a qué incentivos pueden aspirar y cómo impulsar su performance para alcanzar o incluso superar sus objetivos. La posibilidad de simular los incentivos futuros en función de los niveles de performance es una baza muy valorada por los empleados, gracias a la cual se convencen mucho más fácilmente de la pertinencia de la remuneración variable y del interés de los objetivos que se les asignan.
La remuneración variable no debe ser un tabú para los trabajadores
El peor error que puede cometer un directivo es convertir la remuneración variable en un tema tabú. Es imprescindible que exista un diálogo franco entre los directivos y sus equipos, desde la presentación de los objetivos hasta el pago efectivo del incentivo. La elección de los objetivos, las razones por las que estos se consideran realistas, la performance actual del empleado, la performance esperada, los recursos y herramientas puestos a su disposición para que alcance sus objetivos, el calendario preciso del ciclo de performance, los canales a través de los cuales el empleado puede expresar cualquier dificultad o cualquier necesidad de aclaraciones durante el ciclo... todo debe formularse de forma clara y sin ambigüedades.
Objetivos claros y convincentes que no dejen lugar a dudas, herramientas fáciles de usar que respondan a todas las preguntas, una comunicación sencilla y sin trabas: estas son las claves de una gestión de calidad que permita debatir la remuneración variable de forma distendida y eficaz con sus equipos.