Según el tipo de actividad comercial, el impacto del confinamiento en las ventas será más o menos importante y dilatado en el tiempo. Para la mayoría de las empresas el efecto es inmediato con una disminución brutal de las ventas o incluso total; para algunas el efecto remanente no permite identificar el impacto real; por fin en ciertos casos, el estockaje de productos puede conllevar un pico anormal de ventas que se compensará en los próximos meses.
En todos esos casos, una comunicación precoz sobre la gestión de la remuneración variable durante este periodo de incertidumbre permite tranquilizar los equipos comerciales y preservar su motivación intacta de cara al reinicio de la actividad.
De manera general, si la empresa está confrontada a una fuerte disminución de ventas con equipos parados, es conveniente reflexionar sobre el presupuesto dedicado a incentivos:
Se plantea igualmente la delicada cuestión del ajuste del objetivo nacional et del reparto individual. Sera sin duda un elemento clave para la dinamización de los equipos. Un objetivo muy ambicioso o demasiado conservador no permite guiar los equipos hacia el rendimiento esperado. Si es difícil estimar el objetivo nacional, se pueden prever otros sistemas de incentivos, como el ranking, mediante concursos o retos que permitirán volver a relanzar la dinámica comercial. Con el fin de promover planes de acción para reactivar la actividad, los incentivos cualitativos pueden recompensar la buena ejecución y enseñar el camino hacia el rendimiento en complemento de los indicadores clásicos.
La fecha a la cual se volverá a la plena actividad es incierta, prever un plan flexible con varias opciones. La instauración de nuevos ciclos o un periodo anual es a considerar, así como la opción de variar los periodos habituales de evaluación y de pago de los incentivos:
Hay que pensar en eventuales incentivos excepcionales para los equipos de producción que siguen trabajando a pesar de los riesgos de contaminación. Esos colaboradores a menudo sin relación con la actividad comercial, y casi siempre sin planes de incentivos, son actualmente los garantes de asegurar la fabricación y distribución de los productos de primera necesidad, así como de la actividad económica de las empresas que siguen funcionando.